De acuerdo con los resultados de un reciente estudio dado a conocer esta semana por la compañía Kimberly-Clark Professional, las manijas de los surtidores de gasolina no son solamente malolientes, sino también son más sucias que la mayoría de los objetos que manoseamos cotidianamente. El estudio, conducido por higienistas en Atlanta, Chicago, Dallas, Los Ángeles, Miami y Filadelfia, sugiere que además del impacto que nos causa en el bolsillo el acto de abastecer el auto con gasolina, también deberíamos preocuparnos por los desagradables virus y bacterias que pueden transmitirse a través del manoseo de las manijas de los surtidores. Científicos recomiendan como solución lavarse las manos con agua y jabón inmediatamente después de abastecer el tanque de combustible, y si eso no es posible, por lo menos emplear los ahora tan populares productos para lavar las manos en seco.