En esta ocasión, la marca bávara nos invitó a probar selectos vehículos de su alta gama. No hablamos de otros modelos sino de los veloces M5 y M6, el elegante Serie 6 Gran Coupé y, por qué no, el Alpina B7, un auto que si bien ya no es enteramente de casa, no sale sobrando pues las raíces son de BMW. La sede: California.
Es obvio que hay autos que te emocionan al saber que pronto estarás conduciéndolos, y eso es lo que nos sucede al manejar superautos como Ferrari, Lamborghini o tal vez el SLS AMG de Mercedes-Benz y el Audi R8. Con BMW es ligeramente distinto, no tiene algo como aquel M1 de finales de los 70, auto que cualquiera desearía conducir. Pero hay autos que aún manteniéndose “terrenales” seducen a cualquiera; hablamos de modelos como el nuevo Serie 6 Gran Coupé, el cual pudimos probar en la versión 650i.
Se trata de un hermoso cuatro puertas con todo el estilo y fisonomía característicos de los cupés. Es capaz de enamorar a primera vista, un auto que provoca que aquellos que están cegados por el CLS de Mercedes-Benz sepan que hay más opciones como esta nueva oferta de BMW. Resaltan los trazos fuertes y marcados desde cualquier ángulo que lo observes. Todo el carácter que ofrece un cupé es llevado al ámbito de un sedán. En números, Serie 6 Gran Coupé es 11.3 cm más largo que la versión cupé. Comparado con Porsche Panamera, el BMW cuenta con 7 cm más de longitud y respecto al Mercedes-Benz CLS, es 6 cm más corto. En total el Serie 6 Coupé tiene 5 metros de largo, 1.8 m de ancho y 1.4 m de alto.
BMW 650i Gran Coupé porta un poderoso motor V8 TwinPower Turbo de 4.4 litros. Desde que arrancamos el ocho cilindros empezó la estimulación. Qué mejor lugar para ser testigos de la arrogancia de este vehículo que estar en su hábitat natural, la pista. Cada vez que presionábamos el pedal del acelerador tuvimos la oportunidad de sacar provecho de cada uno de los poderosos 450 caballos de fuerza. Pero no por ser un automóvil enérgico pierde la nobleza y precisión al momento de llegar a las curvas. Es impresionante el derroche de tecnología e ingeniería; esto lo compruebas más cuando rompes la barrera de las 120 mph. No existen balanceos de la carrocería. Para explicarlo más fácilmente, cuando acelerábamos a fondo en la recta y lográbamos que el velocímetro marcara 170 mph sentíamos como si fuésemos a 80 mph. Así de impresionante. Pierdes toda sensación de velocidad debido al excelente trabajo de la suspensión y la rigidez del bastidor.
Salir de las curvas es cosa sencilla. Tiene una capacidad de respuesta que te deja con la boca abierta. En esto hay que agradecer al trabajo del par de turbos; en conjunto hacen que los 479 lb-pie de torque estén a la orden desde muy bajas revoluciones y sin que exista el famoso turbolag, que provoca esa chispa inmediata de reacción al momento de poner el pie en el pedal del acelerador. De la misma manera una ágil transmisión automática de ocho velocidades se encarga de poner en orden las cosas y situar a este auto a rodar a 62 mph (100 kph) en solo 4.6 segundos.
A decir verdad, luego de manejarlo es muy difícil imaginar lo que pudiera ofrecer una versión M si es que se atreven a hacerla; ¡solamente los necios optarían por un Porsche Panamera Turbo en lugar de por un monstruo como este!