Durante décadas hemos visto una serie de laboratorios sobre ruedas por parte de BMW Group, donde se demuestra que no solo de gasolina viven los automóviles. Algunos híbridos y otros eléctricos, esta serie de modelos han sido sometidos a perfeccionamientos a fin de que lleguen a los distribuidores.
Toda esta cuestión de la movilidad eléctrica es una realidad para BMW, tanto así que hace algunos meses presentó su submarca enfocada en la nueva gama de productos que llegarán próximamente. Pero antes de llevar el i8 y el i3 a la producción en masa, el fabricante alemán realizó una serie de experimentos, uno de los más recientes el MINI E.
Para comprobar lo que era capaz su sistema eléctrico y obtener una sólida retroalimentación, BMW utilizó la carrocería de MINI Cooper y lo dotó de un paquete de baterías de ión-litio y un generador eléctrico. En total se construyeron más de 600 unidades para ser evaluadas en distintas regiones del mundo.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de manejar uno de estos silenciosos y ecológicos MINI. A simple vista o en movimiento pareciera ser idéntico al MINI que utiliza gasolina convencional. De inicio unos enormes logotipos en color amarillo con la letra te indican que no es un MINI Cooper cualquiera. Más a detalle te das cuenta que no existe un sistema de escape y que por dentro solo cabe la posibilidad de transportar a dos pasajeros debido a que ahí se instaló el paquete de baterías. Aunque para ser sinceros, la banca trasera muy pocas veces se utiliza en la versión normal.
Acostumbrados a conducir vehículos de combustión interna, el hecho de tener en tus manos un vehículo de estas características siempre resulta interesante. De inicio cuando lo enciendes tus oídos no perciben si el auto está en funcionamiento. Cuando observas encendido el tablero es la señal de que está en marcha el motor eléctrico situado en la misma zona donde iría el 1.6 litros de cuatro cilindros.
Llega el momento de poner la palanca de velocidades en Drive para iniciar esta experiencia cero emisiones, al menos por parte de vehículo. Decimos que esto porque muchas veces al generar energía eléctrica se produce contaminación por parte de las termoeléctricas. Pero bueno, no nos desviemos del tema de la conducción. Al comienzo todo es extraño. Y es que los sentidos se acostumbran a la nueva situación cada vez que tomas el volante. Ahora no escuchas las revoluciones del motor, ni te llega ese aroma a gasolina quemada.
En un principio debes acostumbrarte a que solo existen dos velocidades; adelante y atrás. También debes acostumbrar a tu pie en los momentos de acelerar y frenar. Debido a que todo el par motor está disponible desde cero revoluciones, es muy probable que si aceleras de manera brusca dejes un poco de caucho sobre el pavimento. Este detalle, junto con el bajo peso del vehículo, hacen que salgas disparado como si se tratara de un juego de algún parque de diversiones. Ahora bien, al momento de entrar a una curva solo basta desacelerar y sientes cómo el vehículo frena por sí solo. Es justo ahí cuando soltar el pie del acelerador se convierte en el mejor amigo de las baterías. Al momento de frenar se produce energía cinética, y ahí el motor eléctrico entra como un generador para alimentar las pilas de ión-litio.
Muchos pensarán que el MINI E pierde la diversión y agilidad. Resulta todo lo contrario; con ligeras adecuaciones en la suspensión el subcompacto otorga el mismo dinamismo. Es más, tiene más potencia que el MINI Cooper S. Al convertir sus 150 kw tenemos 201 caballos de fuerza que para el peso del vehículo, aún con los 260Kg extra de las baterías, resultan muy divertidos y ecológicos. Bien que el torque podría ser superior, pero está limitado a 162 lb-pie, y no se necesita más. Uno más de los atributos de este tipo de vehículos es que al no llevar un motor de combustión interna no existe pérdida de poder conforme se eleva la altura sobre el nivel del mar.
Con la carga de las baterías al 100% puedes circular aproximadamente 150 kilómetros. Esta cifra podrá verse disminuida dependiendo de la manera en que conduzcas. Los rebases constantes, las aceleraciones bruscas y tener activado el aire acondicionado provocarán una merma en el rendimiento de las baterías. Cuando la batería llegue a lo más bajo de su carga es necesario conectarla a la corriente eléctrica de la misma manera en que pones a cargar tu teléfono móvil. Solo basta levantar la tapa y conectar el cable a la toma de corriente. Dependiendo del voltaje será el tiempo que dura la recarga las baterías de ión-litio. En una toma convencional de 110V puede llevar hasta un día entero llenar el 100%, en cambio en una toma de 240V la demora disminuye considerablemente, de tres a cuatro horas.
Si con este prototipo quedamos sorprendidos por sus bondades lo mejor está por venir, no solo con BMW sino con las demás marcas que están preparando modelos eléctricos con precios más baratos y con una mayor autonomía.