Roy Sjoberg, reconocido como el “Padre del Viper” y figura clave en la creación del legendario Viper de primera generación, falleció hace algunos días a los 86 años.
Aunque su nombre no siempre apareció en los grandes titulares, su influencia resultó decisiva para moldear el carácter indomable de aquellos V10 que dejaron una huella imborrable en la historia del automóvil deportivo estadounidense.

Roy Sjoberg: El legado de un visionario
Nacido el 8 de noviembre de 1938 en Erie, Pensilvania, Sjoberg vivió una infancia marcada por constantes mudanzas, siguiendo el rumbo profesional de su padre, también ingeniero.
Con el tiempo, la familia se asentó en Michigan, donde Roy completó su educación secundaria en Grosse Pointe, graduándose en 1956.
Más adelante, obtuvo una licenciatura en ingeniería mecánica por la Universidad de Michigan, lo que marcó el inicio de una carrera que definiría parte importante de la industria automotriz.
Su trayectoria profesional comenzó en General Motors, donde coincidió con Zora Arkus-Duntov, el célebre "padre del Corvette". Juntos trabajaron estrechamente en el desarrollo de vehículos, y la relación entre ambos se mantuvo sólida hasta la muerte de Duntov en 1996, también a los 86 años.

El nacimiento de una leyenda sobre ruedas
Después de 25 años en GM, Sjoberg decidió dar un giro a su carrera y se incorporó a Chrysler en 1985, llevando consigo la experiencia acumulada en el competitivo mundo de los autos deportivos.
Cuando en 1989 se presentó el prototipo Dodge Viper VM-01, fue Sjoberg quien recibió la misión de reunir un equipo que convirtiera ese sueño en realidad. Así nació el famoso "Team Viper", compuesto por 85 empleados que lograrían uno de los autos más icónicos en la historia automotriz.
Bajo su liderazgo, el grupo superó todos los desafíos y logró que el Viper tomara forma en tiempo récord. Sjoberg incluso desempeñó un papel fundamental al guiar a Lee Iacocca durante el proceso que permitió que el vehículo obtuviera el respaldo necesario. Gracias a esa entrega, el Viper llegó a los concesionarios en enero de 1992, apenas tres años después de su presentación inicial.
Una pasión que no se detuvo con el retiro
Aunque se retiró oficialmente en 1997, Sjoberg nunca se alejó por completo del mundo del motor. Continuó compartiendo su conocimiento como consultor para reconocidas marcas como Ferrari y Maserati, e incluso colaboró con proyectos del ejército estadounidense.
Roy deja tras de sí un legado familiar y profesional que perdura. Le sobreviven su esposa Peg, con quien compartió 63 años de vida; sus tres hijos; siete nietos; y una bisnieta.