Cada año a mediados de agosto se presenta una competencia espectacular donde sólo los mejores autos del mundo pueden competir. Se trata nada más y nada menos que el Concours de’Elegance de Pebble Beach.
Pebble Beach se encuentra en la península de Monterey, junto a un pueblecito muy exclusivo que no pasa por ningún tipo de recesión económica, Carmel-By-the-Sea, y que es el anfritrón. Durante una semana el pueblo se llena de autos exóticos y antiguos procedentes de todas partes del país y del mundo. También hay otros diez auto show en el área de Monterrey esa misma semana incluyendo el Concorso Italiano: una celebración de todo italiano.
Partimos desde la gran cuidad de Los Ángeles, y los mapas de Google me dicen que nos tomará 5.4 horas cubrir 319 millas para llegar por la autopista Interestatal 5. Otras opciones son tomar la autopista 101 que es una vía más costera que tomara 5.6 horas y la última opción es tomar la 101 hasta la famosa carretera costera del Pacífico número 1 que demorará 7.8 horas. ¡La decisión es obvia! Y preparo un MINI Cooper S Convertible del 2009 para el magnifico viaje.
Lo interesante del MINI es que muchas personas piensan que es pequeño, haciendo honor a su nombre, pero aunque la carrocería se vea pequeña, el interior del MINI es increíblemente grande. El baúl es bastante pequeño, ya que sólo tiene lugar para una maleta del mismo tamaño que las permitidas en un avión y algunas cositas más. Yo cargué el MINI al máximo ya que necesitaba llevar equipo de video y fotográfico para cubrir el evento magnífico de Pebble.
Por supuesto que había el infaltable tráfico al salir de Los Ángeles, pero una vez afuera de la ciudad el camino estaba despejado. A unas 90 millas llegamos a Santa Barbara donde pronto vi letreros que anunciaban la famosa carretera 1. De una vez tomé la carretera 1 que me lleva por el verdadero paisaje californiano. En esos momentos uno se da cuento lo bello que es California, tierra de rica agricultura y tradición hispana.
Mientras manejo noto que el MINI se comporta básicamente bien. La suspensión es deportiva y no le tiene miedo a ninguna curva con que la desafíe la carretera 1. El MINI alcanza casi 36 millas por galón sin necesidad de parar por gasolina; casi parece que cada vez que el MINI ve una gasolinera se ríe de ella. Los asientos son extremadamente cómodos y una vez con la capota abajo el MINI se pone hasta más contento.
Algo que me encanta hacer es preparar comida para los viajes de carretera. Aunque me gusta comer en restaurantes en el camino, lo que consigas nunca se podrá comparar con una comida hecha en casa. Parte de la diversión de manejar es parar a comer en un parquecito. Una de las atracciones que vi en el camino es el Hearst Castle, ¡una mansión que tiene 56 dormitorios y 61 baños! Ciertamente algo digno de ver.
No hay nada como manejar en la costa californiana con las curvas pegadas a la montaña y la vista del mar. El aire se siente tan puro con una brisa del océano que revive los pulmones. Lo único que se siente manejando en la carretera 1 es paz y tranquilidad donde el conductor, el vehículo, la carretera y el ambiente se hacen uno.
Después de 8.5 horas llego a Pebble Beach donde lo único que se ven son autos espectaculares y se escuchan maquinas V8 y V12 rugiendo por la ciudad. Estamos listos para el Pebble Beach Concours de’Elegance y tambien el Concorso Italiano. Llegué a mi paraíso de autos.