Porsche 911 Turbo Cabriolet 2011: Deportividad pura al aire libre. Heredero del 356, el 911 es un auténtico icono de la marca Porsche que le ha valido ganarse varias páginas en la historia del automóvil. Hay modelos que desaparecen, regresan, y otros quedan en el olvido, pero pocos son los que perduran por décadas. Uno de ellos es el Porsche 911. Desde 1964 el biplaza alemán se convirtió en uno de los deportivos favoritos. En un principio la casa de Stuttgart tenia pensado que el auto llevara la denominación 901 pero debido a que Peugeot registró primero el nombre se tuvo que optar por 911. Cinco generaciones han pasado, y el 911 cada vez gana más versiones. Actualmente el 997 tiene 22 modelos distintos, desde el Carrera con 345 Hp hasta el Black Edition o el GT2 RS con estupendos 620 Hp.
Esta vez nos toca hablar del 911 Turbo Cabriolet. Todo el poder de sus 500 Hp a cielo abierto. Estéticamente el 911 Turbo Cabriolet luce semejante al cupé, salvo el toldo de lona que se acciona con el auto en movimiento; en menos de 20 segundos se despliega si excedes las 75 mph y se retrae a un máximo de 37 mph. De serie viene con rines de 19 pulgadas. Para detener las endemoniadas 197 mph de velocidad máxima lleva un sistema de frenos de seis pistones para las ruedas delanteras y cuatro en las traseras; con unos dólares extras tienes la opción de instalar unos cerámicos. Los faros bi-xenón, luces direccionales, y un spoiler trasero son las principales características de este convertible con un precio inicial de 135,500 dólares.
Insertas la llave, pisas el acelerador y el poder de arranque es formidable. Al tener un motor sobrealimentado apenas rozas las 2,000 rpm y ya te encuentras con todo el par disponible de 516 lb/pie, valiosísimos en un auto de 3,682 lbs. Aceleras a fondo y pasados los cuatro segundos ya estás por encima de las 75 mph; al salir de las curvas la respuesta es inmediata. Parte medular para extraer al limite los 500 Hp del vehículo es la caja automática de siete velocidades PDK –Doppelkupplung. La capacidad de sincronización de la transmisión es impresionante, al llegar a una curva y frenar no percibes cómo en milésimas de segundo pasa de sexta a segunda velocidad, ni el piloto más experimentado podría hacerlo tan rápido. Sólo para darnos cuenta de la velocidad y exactitud con la que realiza los cambios, si situamos dentro de un autódromo la versión manual y la automática, la PDK es de tres a cuatro segundos más veloz. Lo mejor de todo es que además de reflejar esa eficacia en el cronómetro la efectúa en el consumo de combustible. Bastante razonables los 21 mpg para un auto de tales prestaciones.
Como si estuviera sobre rieles. El 911 Turbo Cabriolet lleva consigo el Porsche Stability Management –PSM-, el cual corrige a la perfección cualquier predisposición a patinar, girar o acelerar de más en una curva y el auto nunca pierde trayectoria. Sin embargo, no hay que sobrepasar las leyes de la física ya que si eres tosco con los pies y manos por más ayudas electrónicas que tenga el auto no servirán de nada. De serie en los 911 Turbo S y opcional en el 911 Turbo: el Sport Chrono Paket Turbo lleva al límite las prestaciones del convertible. Sus funciones permiten un ajuste aún más deportivo del chasis, el motor y la transmisión. Al seleccionar entre Sport y Sport Plus la caja hace que la máquina se mantenga más revolucionada, lista para correr en los circuitos. Si deseas salir como en un arrancón basta ir a la función Launch Control, simultáneamente pisas acelerador a fondo y freno, marcando las 5,000 rpm sueltas freno y el 911 Turbo sale catapultado, quedándote pegado al asiento. El 911 Turbo Cabrio llega a 60 mph en apenas 3.5 segundos
Por todos los sistemas electrónicos que envuelven el vehículo, le es fácil adaptarse al estilo y situaciones de manejo. Lo puedes conducir como si se tratara de un sedán pero al momento que necesitas todo el poder se convierte en un rabioso del asfalto. Un elemento es el Porsche Active Suspension Management -PASM- que impone una mayor dureza en la suspensión, lo cual mejora sustancialmente el contacto con el camino.
No cabe duda que rodar en un convertible significa toda una experiencia pero más aún si lleva tatuado el nombre Porsche y sobre todo si se trata de la versión turbo con excelentes 500 Hp.