Desde 1988 el emblema M5 en la carrocería de los BMW se ha convertido en un símbolo de deportividad familiar. Sin temor a equivocarme este sedán de alto desempeño, es el más completo que puedas encontrar en el mercado. No sufres de espacio en el habitáculo y maletero, tampoco tienes que ser contorsionista para poder acceder al interior, algo que sucede con algunos deportivos italianos. Por su capacidad de adaptación al medio lo puedes usar como vehículo de diario pero a la vez puedes hacer sentir la adrenalina al máximo en tu cuerpo gracias a sus 560 caballos de fuerza. Más no se puede pedir.
Ahora, en su quinta generación, el BMW M5 tiene todos los argumentos para mantenerse como el monarca de los sedanes. Y esto lo pudimos comprobar nada más ni nada mensos que es la divertida pista de Laguna Seca, en Monterey, California. Simplemente de ver a lo lejos una múltiple fila de vehículos con sello M, entre ellos el M5 y M6, nos lleno de excitación. Lo mejor estaba por venir.
Te imaginas ser dueño de un motor V8 Twin-Turbo con una arrogancia como la de este M5 –F10- en una pista donde la concentración es lo único que debe de pasar por tu cabeza. No tengo palabras para explicar la sensación de llevar 560 caballos al famoso corkscrew. Siete velocidades se encargan de llevar al máximo las cifras de poder. Escuchar como revoluciona el ocho cilindros es como una especie de adicción, cuando menos lo notas la aguja del tacómetro ha llegado a las 7,000 rpm. Cada patada de las 500 lb-pie son para tenerte pegado al asiento. No hay quien te mueva cuando estas a con el pie derecho a fondo. Con las asistencia desconectadas, no es nada sencillo tener controlado el vehículo, ya que a la menor provocación del acelerador comienza a deslizar el eje trasero y con facilidad pueden llevarse al drift, claro que si se es demasiado brusco puede terminar en un derrape mayor.
Al momento de conducirlo por la ciudad es bastante dócil, relativamente suave aunque puede sentirse como trabaja la suspensión y la rigidez de la misma; es curioso, como un vehículo puede pasar de la sobriedad a la arrogancia en menos de los que acabas de leer en un instante. Pero eso basta pisar el acelerador para invertir los papeles; al hacerlo las revolucionas ascienden más rápido de lo que nuestro cerebro lo registra, sube un cambio y otro más, de pronto pasan 60, 100, 130 y hasta 155 mph, casi sin querer. Es simplemente un vicio. Así como hablamos de cifras de poder y velocidad es importante mencionar el lado verde de este M5. BMW EfficientDynamics incluye la función Start-Stop y una eficaz caja de doble embrague.
Con el fin de aprovechar las características del V8, el BMW M5 cuenta con toda tecnología para pulir su desempeño. Contiene amortiguadores controlados electrónicamente, un sistema de control de estabilidad con diferentes niveles, además de frenos de alto rendimiento.
Al interior del M5 vemos un reflejo de la ambigüedad este vehículo todo el espíritu racing al mas puro estilo de BMW. Asientos deportivos, un volante de cuero, cuadro de instrumentos específico de M y la consola central le da al habitáculo un sentimiento deportivo y la vez clásico. Dos botones están dirigidos para que el conductor selecciones el modo de conducción ideal.
De tan solo verlo te deja con la boca abierta. Todo es músculo en este BMW M5. Cofre, salpicaderas y entradas de aire, proveen una imagen potencializada. Como típico vehículo M donde pases te voltearan a ver debido a la resonancia de su motor y la estética fornida y aerodinámica.