En septiembre de 1959, hace 53 años para ser precisos, comenzaron las ventas del Morris Mini-Minor y el Austin Seven. El más pequeño de los mencionados y conocido simplemente como Mini, se mantuvo 41 años en producción y envió más de 5.3 millones a distintos hogares en el mundo, convirtiéndolo en ícono británico.
No hay duda de que el Mini es un auto emblemático, de hecho eso se corroboró en una encuesta recientemente realziada por la revista Autocar, conronándolo como “el auto británico más destacado que se haya construido”. Pero el Mini dejó el camino a seguir para que el MINI moderno –sí, en ese caso se escribe todo con mayúsculas– lleve ya más de 2 millones de vehículo producidos en Oxford desde 2001.
La planta de MINI es una tradición dentro de la industria automotriz inglesa, fue ahí de donde salió el primer Morris Mini-Minor producido en la historia, una interesante propuesta automotriz con cuatro plazas de Sir Alec Issigonis. Se trató de un pequeño auto que midió solamente de aproximadamente 10 piés de largo (3 metros), que portaba un motor de cuatro cilindros de manera transversal en el eje delantero.
El resto es historia, lo comprueba el que John Cooper se esmerará por repotenziar al auto, consiguiendo un aumento de 34 a 55 caballos de fuerza para 1961 y, luego de dos años, con el Mini Cooper S que presumió 70 caballos de fuera –los múltiples podios en el Rally de Monte Carlo entre 1964 y 1967, son importantes hechos en la historia del Mini. Existen además interesante rumores en relación al Mini, como aquel que dice que la creadora de la minifalda tomo al auto como fuente de inspiración.