¿Qué respondería si me preguntaran hoy cuál es el auto de mis sueños y qué auto me compraría? A la primera pregunta respondería que un Mercedes-Benz G55 AMG, mientras que para la segunda manifestaría una gran indecisión entre MINI Cooper S y Volkswagen Beetle. Digo esto porque entre mis perspectivas de compra solo estaba el MINI, pero después de tener la oportunidad de conducir el Escarabajo en su versión Turbo, entré en un dilema. Pero bueno, después de conocer mis gustos personales hablemos del Volkswagen Beetle Turbo.
Y es que tanto MINI como Beetle portan un motor turbocargado, que por la talla de ambos les sientan más que perfecto al momento de estar tras el volante. En los dos casos tienen motorizaciones de aspiración normal, pero bien vale la pena juntar unos billetes más para comprar las versiones superiores de la gama.
Al igual que el Golf GTI, Eos, Jetta GLI y Tiguan, el sucesor del New Beetle lleva un motor de 2.0 litros, que junto con el bajo centro de gravedad y la corta distancia entre ejes hacen que la conducción sea igual de divertida que en el MINI. Aunque en cifras el Bug tiene un punto a favor debido a que debajo del capó habitan 200 caballos de fuerza mientras que en el Cooper S son 181 los caballos de fuerza. Tal vez habrá que ir a la relación peso-potencia para corroborar si es que en verdad el poder del Beetle es superior a la hora de ponerlos en práctica ya que es más pesado que el inglés.
De Beetle 2012 llama la atención el diseño autentico de Vocho. Todo ese misticismo del original fue llevado al presente, algo que no ocurrió en el Beetle que salió a la venta en 1994. Es más común encontrar mujeres que hombres conduciendo el renacido Bug. Ahora los diseñadores pensaron en tener un diseño que apelara un poco más al gusto masculino. En esta ocasión aquel legendario florero desaparece. Tal vez las mujeres atesoraban ese detalle, pero para los hombres era todo lo contrario.
Todos esos detalles presentes del Beetle nacido en 1938 fueron incrustados por dentro y por fuera. Un verdadero Beetle. En primer lugar el perfil es más fuerte. Deja la tercia de curvas por un aspecto más fuerte y parecido al original. Decorativos como el cromo y molduras de plástico en los estribos viajaron al presente. Así como elegir entre una variedad de diseño de rines similares al Beetle que nuestros padres conocieron y manejaron cuando fueron jóvenes.
Al situarnos en el interior del Beetle del Siglo XXI nos transporta al pasado, solo que con ligeros toques modernos. Quién no recuerda aquellos Bugs de los 60 y 70 con el tablero pintado al color de la carrocería y cordones de plástico en los postes B. Esos detalles, además de la guantera, se repiten en este Vocho 2012. Solo que en el Beetle Turbo que manejamos el tablero no lleva el color de exterior, ya que es remplazado por plástico que emula ser fibra de carbón. En mi opinión hubiera preferido que se mantuviera el tono exterior y no la imitación de carbón.
De configuración 2+2 la cabina solo da comodidad para el piloto y copiloto debido a que el espacio trasero, así como sucede en el MINI Cooper, es incómodo sobre todo en viajes largos cuando se es pasajero en las butacas posteriores. Aunque en realidad si se fija uno en los Beetle que circulan en la calle, difícilmente ves a más de dos pasajeros en su interior.
Como se dijo al principio, Beetle Turbo 2012 regala diversión al volante gracias a la potencia enviada al eje delantero. Cada una de las 207 lb-pie de torque hacen de manera soberbia su labor. Un poco de torque steer y retraso del turbo al momento de avanzar, pero al llegar cerca de las 6,500 rpm, de ahí en adelante todo es punch. Quienes han tenido la oportunidad de conducir la misma versión del Beetle comentan que los 200 caballos de fuerza beben más combustible de lo pensado. En estos días con el Bug en mis manos turbocargado, si algo me sorprendió fue que la aguja del medidor de gasolina no descendió como yo anticipaba. Hay que tener en cuenta que los vehículos con turbo son eficientes y poderosos, siempre y cuando no se abuse de los beneficios de la entrega de soberbio par motor. Basta pisar el aceleardor a fondo cuando sea necesario y el consumo de combustible será bastante razonable. De igual forma no servirá de nada la caja automática DSG de seis velocidades.
En aquellos momentos en que se necesita todo el poder, es sorprendente la excelente operación del par de embragues. Y más se goza cuando puedes hacer los cambios de manera manual por medio de las paletas situadas detrás del volante. Pero si deseas deportividad automática basta situar la palanca en modo Sport y la dinámica de manejo se eleva por sí sola. Viajar entretenido y seguro en este Beetle es garantía. Equipa seis bolsas de aire, control de estabilidad, frenos con ABS, techo panorámico y diferentes maneras de comunicación y conexión.
Después de examinar este Beetle alemán con elaboración mexicana, comprobamos que tiene una pinta inigualable a diferencia del anterior, que no muchos nos atrevíamos a admirar. Con esta segunda modernización del Bug, el auto tiene todos los atributos para ponerse tú a tú con MINI Cooper S.