Tratando de superar toda una serie de problemas, desde las masivas llamadas a revisión de varios de sus productos hasta las acusaciones sin pruebas de que sus vehículos se aceleraban peligrosamente, y pasando por el terremoto y posterior tsunami del verano pasado, Toyota no ha tenido más opción que manifestar a sus proveedores que o bien reducen los precios de sus productos o tendrán que enfrentar la posibilidad de ser reemplazados por sus rivales de otros países, en la medida en que el yen viene revalorizándose. Así lo ha registrado Bloomberg News que recuerda que Toyota viene perdiendo, en lo que va corrido del año, 443 millones en utilidades operacionales. El fabricante japonés tendría la intención de llevarse su poder de compra a algunos mercados emergentes en aquellos casos en que los proveedores japoneses no puedan ofrecer precios competitivos. Este asunto es particularmente sensible en el Japón, donde la revaluación del yen frente a otras monedas ha venido erosionando las utilidades que producen las exportaciones de vehículos fabricados en ese país.