Una empresa de origen chino, japonés y sueco han obtenido los principales activos de Saab Automobile AB y de dos de sus filiales, que se encontraban en suspensión de pagos desde finales del pasado año.
La operación, cuyo importe no ha sido desvelado, incluye las instalaciones productivas de Saab en Trollhaettan y los derechos de propiedad intelectual del modelo 9-3, pero no así los derechos de propiedad del 9-5 y 9-4X, ni tampoco la filial de piezas, refacciones y posventa, denominada Saab Automobile Parts.
Esta adquisición es fruto del acuerdo alcanzado entre los acreedores de Saab y la sociedad National Electric Vehicle Sweden (NEVS), una compañía creada ex profeso para la compra de la marca escandinava por inversores de China (National Modern Energy Holding), Japón (Sun Investment) y Suecia.
Entre los planes de NEVS está el convertir a Saab en un fabricante dedicado exclusivamente a la producción de vehículos eléctricos. Así, los nuevos propietarios planean lanzar un primer automóvil eléctrico, basado en el Saab 9-3, a más tardar en 2014. En paralelo con la conversión del Saab 9-3 en un auto cero emisiones, se desarrollará un nuevo modelo que incorporará la tecnología japonesa en materia de movilidad eléctrica. Estos planes contemplan la contratación de ingenieros especialistas y tecnologías.
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