Hace 30 años, el cinturón de seguridad en los asientos traseros se volvió obligatorio en muchos países del mundo.
Gracias a la instalación y el uso de este dispositivo se han salvado miles de vidas en estas décadas. Todos los expertos en seguridad automotor indican que el seguridad sigue siendo el salvavidas número uno de los vehículos, por encima de otros sistemas como las bolsas de aire.
Sin importar la distancia que se vaya a recorrer todos los pasajeros deben utilizar el cinturón de seguridad. Asimismo muchos automovilistas piensan que por el hecho de viajar a bajas velocidades no es necesario abrocharse este sistema de seguridad, sobre todo en los embotellamientos. Pero esto es un gravísimo error. De acuerdo a estudios realizados, incluso sufrir un choque circulando a una velocidad de 10 mph hace que el peso de nuestro cuerpo se multiplique ocho veces, así que en el caso de no llevar puesto el cinturón de seguridad puede provocar que tengamos lesiones en la columna debido al latigazo que sufre nuestro cuerpo.
Aun falta mucho por hacer para tener la costumbre de usar el cinturón de seguridad en los asientos traseros. Existe la creencia que no es necesario ya que los asientos delanteros son un escudo en caso de sufrir un accidente pero esto es totalmente erróneo. Las leyes de la física nunca fallan, por lo que la probabilidad de salir disparado por el parabrisas, o bien, terminar en el tablero golpeando al conductor y copiloto es altísima cuando la velocidad del vehículo supera las 60 mph.
Hay que tener en cuenta que además de utilizar el cinturón de seguridad se debe hacer buen uso de el. No basta con abrocharlo. Además de hacer click la correa debe estar lo más ajustado posible, si se deja holgado puede resultar contraproducente. Una vez abrochado se debe apretar contra el cuerpo. De igual forma la correa que se ejecuta directamente a través de la articulación del hombro, no debe estar cerca del cuello.