Los conductores experimentados perciben la carretera con casi todos los sentidos: ven, sienten e incluso escuchan el asfalto. Utilizan toda esta información para estimar la sujeción de la carretera y, según su criterio, adaptar su velocidad de conducción a las condiciones.
¿Pero qué ocurre si cada auto pudiera tener dicho copiloto experimentado para ayudar a hacer este difícil trabajo?
Conducir a una velocidad excesiva o no valorar las condiciones de la carretera y del tráfico siguen siendo las causas más comunes de los accidentes de tráfico. Los actuales sistemas de asistencia integrada pueden reconocer signos de la carretera y ayudar al conductor a seguir los límites de velocidad.
La mayoría de los conductores están también familiarizados con la advertencia de hielo del tablero cuando la temperatura se acerca al punto de congelamiento. Estas funciones son pasos en la dirección adecuada, pero con los nuevos algoritmos, los autos pueden ir un paso más allá y ser incluso más inteligentes.
Un ejemplo típico de dónde pueden utilizarse los algoritmos es en una larga franja aceitosa en una carretera con curvas. Esto podría ser casi imperceptible para los conductores, pero es una trampa mortal para los motociclistas incluso a baja velocidad. Si la estimulación de fricción de la carretera calculada con los algoritmos se comunica directamente al auto o a través de la infraestructura, el tráfico en camino hacia ese punto podría recibir un aviso antes de que sea demasiado tarde.
Mirando hacia el futuro, la conducción autónoma real será prácticamente inimaginable sin la estimación de fricción de la carretera, ya que el copiloto inteligente lo asumirá totalmente. No será suficiente para los autos nuevos reconocer otros vehículos, paso de peatones y obstáculos, por demandadas que estén estas funciones. Sino que el automóvil también necesitaría un poder supervisor para inspeccionar la condición de la carretera y tomar las decisiones adecuadas.