Al llegar a 1969, el primer Ford Mustang Boss se forjó a partir de un simple mandato por la dirección de Ford para los diseñadores e ingenieros: Crea un Mustang imbatible en pistas de competencia SCCA y en las arrancones callejeros.
Para entonces, el éxito de ventas del Mustang estaba asegurada gracias a su carácter deportivo. Sin embargo, como todo un icono de alto rendimiento la historia del muscle car todavía no se había escrito. Eso cambió cuando la compañía decidió continuar la dominación en la popular serie de carreras SCCA Trans-Am. Eligieron homologar su nuevo motor de NASCAR 429 utilizando en el Mustang. Fue así como dio inicio la vida de un legendario pony car de alto desempeño, el Mustang Boss.
En un principio abarcó tres configuraciones de motor a través de dos estilos de carrocería del Mustang, cada uno de los cuales sigue siendo un clásico codiciado entre los entusiastas y coleccionistas.
Ford Mustang Boss 429 1969
Mientras que el Boss 302 fue pensado para ser un auto de carreras perfectamente balanceado para su uso en carretera, el Boss 429 con 375 caballos de fuerza tenía una misión decididamente diferente en la vida; la aceleración sin compromisos. Aunque el aspecto exterior era similar al del 302, el motor del 429 era una versión modificada de un nuevo motor Ford para la NASCAR.
Obviamente que para poder competir en la serie, el Ford Mustang Boss 429 debía cumplir con los requisitos de la homologación, por lo que un determinado de autos debían ser fabricados para su venta al público.
Pero meter el motor NASCAR 429 en las cavidades del Mustang no fue sencillo. Es por ello que los autos fueron modificados, por lo que gran parte de la suspensión delantera fue rediseñada para que funcionará el trasplante, en tanto que la batería fue reubicada en la cajuela para proporcionar espacio adicional.
Incluso con refuerzos en el chasis y una barra estabilizadora trasera única, el "Boss Nine", como es conocido este muscle car, fue un demonio cuando apuntaba en línea recta. En el cuarto de milla el vehículo se situaba por debajo de los 12 segundos. Toda esa capacidad, junto con la integración de un motor poderoso y una producción limitada, han conspirado para que el Ford Mustang Boss 429 sea un muscle car digno de colección.