Un grupo de ingenieros trabajó arduamente en Chevrolet para asegurar que el Cruze pudiera soportar toda clase de adversidades del clima, y pasar del calor a los huracanes a través de simuladores de alta tecnología. En una de las pruebas, el auto se enfrentó a 6,600 galones (24,983 litros) de agua en tan solo ocho minutos; se trata de una prueba en la que por medio de 325 salidas de agua, 825 galones (3,122 litros) del líquido se vierten sobre él cada minuto.
La prueba anterior reveló debilidades en el auto, y los expertos se abocaron a perfeccionar el vehículo a fin de volverlo capaz de resistir casi cualquier adversidad. Pero no solamente se trabaja en pruebas con agua, también se introduce el auto en un túnel de viento para reproducir los vientos huracanados.
También se conduce a los autos por un encharcamiento de agua de aproximadamente un pie de altura, de manera que libre bien y que los compartimentos no se vean perjudicados por el ingreso de agua. Además se realizan pruebas de cámara térmica que van desde un frío equivalente el del ártico hasta el calor del desierto.
“Vamos más allá de la madre naturaleza para asegurarnos que nuestros vehículos puedan soportar las inclemencias meteorológicas. Este tipo de pruebas ayuda a asegurar que nuestros vehículos soporten mejor la lluvia, nieve, viento, polvo y otros contaminantes del día a día", afirmó Kevin Dunn, titular de desarrollo global de vehículos en GM.