Exactamente hace 20 años, Audi presentó en el Salón del Automóvil de Frankfurt, un innovador concepto de cuerpo de aluminio ligero que revolucionó la de fabricación de carrocerías para automóviles, el "ASF" (Audi Space Frame).
Hoy en día la aviación comercial o los viajes al espacio no existirían sin la tecnología de construcción ligera. Cada gramo adicional de peso requiere un consumo adicional de energía, por lo que ahorrar peso es sinónimo de eficiencia. Los problemas y desventajas que acarrea el peso son aplicables a cualquier medio de transporte del que hablemos, incluido el automóvil. Conscientes de ello Audi llevaba trabajando en el proyecto de una carrocería de aluminio desde principios de la década de los 80, cuando los ingenieros expertos en materiales decidieron asumir el reto que había hecho posible el desarrollo de la tecnología espacial y aeronáutica.
En lo más alto de la lista de especificaciones ya figuraban dos premisas: mejorar la eficiencia y reducir las emisiones de dióxido de carbono. Y es que existe una fórmula empírica que cada ingeniero de Audi conoce mejor que su propio nombre: cada 100 kilogramos de reducción de peso en un automóvil suponen una reducción del consumo en torno a 0.28 km/l 100 kilómetros, y unas emisiones de CO2 de 8,8 gramos menos por kilómetro.
Inicialmente la idea de utilizar la fabricación ligera en aluminio en un automóvil de producción a gran escala causó escepticismo: no era factible simplemente sustituir un material por otro en el proceso de fabricación. Pero el equipo de especialistas en materiales de Audi, encontró la solución: Un 30% menos de piezas significa un 30% menos de logística y un 30% menos de uniones. Al mismo tiempo de lograr una reducción de peso la carrocería es más rígida, una garantía de dinamismo y eficacia.
Este sistema que consiste en unir componentes de diferente forma y sección transversal, obtenidos mediante la extrusión y la fundición de aluminio. Componentes que pueden incluso unirse a otros elementos realizados en acero utilizando diferentes métodos, como remaches, pegado con adhesivos especiales o unión por fricción.
Tras su integración ene el A8, el siguiente modelo de Audi en utilizar la tecnología ASF llegó en 1999 al A2, en 2006 al TT, el R8 lo obtuvo en 2008), así como otras dos generaciones del A8 en 2002 y 2010. En total, la compañía ha construido más de 750,000 vehículos mediante la construcción ASF desde 1994, ya sea totalmente en aluminio o el uso híbrido de aluminio.
En la edición 65 del Auto Show de Frankfurt, Audi estrenará el renovado A8 que gracias a su arquitectura ASF su chasís sólo pesa 231 kilógramos. Este mismo cuerpo hecho completamente en acero sería 40% más pesado. Por ejemplo, el peso en vacío del Audi A8 3.0 TFSI quattro es de 1,830 kilógramos. Eso hace que sea el modelo más ligero con tracción total del segmento.