Después de 61 años, que un vehículo con motor diésel participará en una competencia Indianapolis Motor Speedway, Mazda repite esta hazaña al emprender la carrera del próximo fin de semana con el Mazda6 SKYACTIV-D Clean Diesel.
Y es que la última vez que un auto alimentado por diésel compitió en el circuito de Indianapolis fue en el 1952 Indianapolis 500, cuando Cummins Diesel sorprendió por la tecnología desconocida para la mayoría de los corredores de la época. Si bien no existen vínculos directos entre estas dos compañías o sus productos, ambos comparten objetivos comunes en las pruebas de la tecnología de producción en los entornos más duros.
Aunque la mayoría de la gente asocia correctamente las carreras con los autos rápidos, es mucho más compleja que esto. Cada día los bólidos se han optimizado para la eficiencia en todas las áreas. Por ejemplo, se trabaja en la disminución de peso, la fricción y la resistencia aerodinámica, elementos clave para el rendimiento. Menos obvio para los aficionados a las carreras no es el hecho que una mejor economía de combustible puede significar la diferencia entre ganar y perder al contar con el menor número de paradas en boxes en las carreras de resistencia. Mezclar todos estos ingredientes se tiene la receta de Mazda SKYACTIV para las carreras.
Aplicando la misma metodología SKYACTIV tanto a los autos de carreras y modelos de producción, Mazda busca la misma meta, un cliente satisfecho. En tanto que los apasionados por el automovilismo quieren sólo una cosa, un vehículo que gane. En la actualidad los clientes habituales son mucho más exigentes, con ganas de todo, desde excelente dinámica de conducción hasta un gran consumo de combustible y deben ser deben ser accesibles. En el caso del totalmente nuevo motor SKYACTIV-D Diesel Clean en el nuevo Mazda6 es un verdadero motor de base de producción.