Entre toda la gama del legendario modelo M de la marca bávara, el BMW M5 1990 cuenta con un lugar muy especial, dado que se trata de la segunda generación de esta gama, fabricado bajo la nomenclatura E34 entre los años 1989 a 1995.
Al igual que la generación precedente BMW M5 1990 fue producido a mano en la planta Garching de Alemania. El cuidado en la fabricación de cada una de estas unidades es tal que los operarios tardan un promedio de dos semanas en concluir cada ejemplar. De igual forma, los motores de la gama M también son hechos a mano.
El modelo que hoy nos ocupa es muy especial, dado que se trata de un BMW M5 1990 que probamos en el circuito de Laguna Seca. Se trata de un ejemplar que tiene 200 kilómetros (125 millas) recorridas, un modelo que prácticamente esta nuevo.
BMW M5 1990, potencia con sabor europeo
A diferencia de los autos comercializados en territorio norteamericano, el BMW M5 1990 que manejamos en esta ocasión es un vehículo con mayor potencia.
Bajo el capó cuenta con un motor 3.6 litros en línea que desarrolla 215 caballos de fuerza, los cuales llegan a las ruedas posteriores a través de una transmisión manual de cinco velocidades, una característica que siempre ha distinguido a los modelos clásicos de la serie M de BMW.
La potencia se percibe a través de escape deportivo, así como con la velocidad máxima que está cifrada en 155 mph y que es controlada electrónicamente.
Pese a ser un sedán de características premium, el BMW M5 1990 ostenta una aceleración de 0 a 60 mph en sólo seis segundos, lo que lo colocaba como el sedán de cuatro puertas más rápido del mundo.
A nivel estético, sobresale el típico diseño de la segunda generación del BMW M, al igual que la parrilla de dos piezas, los dobles faros redondos y los cuartos color ámbar que rematan