Una nota publicada por los colegas de Jalopnik ha arrojado una noticia escalofriante: Cada año, la contaminación mata más gente a nivel global que la guerra, el terrorismo, la malaria, el VIH, la tuberculosis, las drogas o el alcohol.
Los expertos en salud afirman que la exposición a largo plazo a los vapores del escape de los autos y las partículas en el aire puede causar o agravar enfermedades cardíacas, problemas respiratorios como el asma, demencia, abortos espontáneos y una disminución de la capacidad cognitiva, entre otros. Sin embargo, sería poco justo decir que solo son los autos los causantes de este problema, aunque, en definitiva, son una de las causas principales de la contaminación en los grandes conglomerados citadinos.
Resulta curioso saber que en muchos países se han hecho más estrictas las leyes que buscan impedir muertes por accidentes en carreteras, sin embargo, son pocas las que han abordado el tema de la contaminación como factor de fallecimientos.
Los coches contaminantes, un factor de fallecimientos a nivel mundial
De acuerdo con la nota publicada por Jalopnik, los estudios muestran que alrededor de nueve millones, o una de cada seis, de las muertes prematuras son el resultado de la contaminación del aire. Las muertes debido a la contaminación del aire exterior (a diferencia de la contaminación del aire en el hogar, causada por estufas de gas, por ejemplo) aumentaron aproximadamente un 66 por ciento entre 2000 y 2015, y esa tendencia nunca se estabilizó realmente. A medida que el resto del mundo continúa desarrollándose, la contaminación del aire global sigue aumentando.
Incluso las naciones desarrolladas como los Estados Unidos han experimentado aumentos en la mortalidad prematura, incluido un pico previo a la pandemia de más de 107,000 muertes causadas por la mala calidad del aire. Aunque ambas son tragedias, la contaminación del aire es más de dos veces más letal que los accidentes de tráfico. Alrededor de 43,000 estadounidenses mueren en accidentes automovilísticos cada año, lo que equivale aproximadamente a 120 por día.
Las partículas finas en suspensión (PM2.5), como las que se encuentran en los gases que emanan de los escapes de los autos o el polvo de los neumáticos, pueden ser inhaladas por las personas en su vida cotidiana. Ingresan al torrente sanguíneo a través de los pulmones, afectando a todos los órganos principales. Con la acumulación suficiente, se reduce el flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede tener todo tipo de consecuencias.
Estudios de la OMS muestran una relación entre la exposición prenatal a la contaminación del aire y el retraso en el desarrollo de los niños hasta los tres años, y han demostrado ser un factor en el aumento de las tasas de TDAH, ansiedad y depresión.
Un estudio de la American Geophysical Union en 2022 afirma que, si los Estados Unidos eliminan todas las emisiones de vehículos de carretera de manera inmediata, se evitarían alrededor de 11,700 muertes prematuras al año. De igual forma, convertir toda la flota vehicular a eléctrica salvaría unas 9,300 vidas adicionales.
La cuestión aquí, de acuerdo con Jalopnik, es que esto no es problema que solo puede involucrar a un país, porque, al final del día, debemos recordar que el aire es un recurso compartido entre todos los habitantes de este planeta y aunque no lo queramos, la contaminación viaja a través de los países e incluso de los continentes.