El año 1974 resultó ser complicado para el Corolla.
La estricta normativa sobre emisiones obligó a rediseñar el motor y el sistema de escape para poder comercializar el nuevo modelo.
A raíz de ello, Toyota encabezó el desarrollo de los convertidores catalíticos, que se siguen utilizando hoy en día.
Este Toyota Corolla, más limpio y eficiente, se benefició asimismo de otra innovación tecnológica —el túnel aerodinámico—, y los resultados se dejaron ver en el diseño exterior para cortar el aire con mayor eficiencia.
En el interior, la calidad y la ergonomía mejoraron, y el Corolla se percibía como un vehículo de una franja de precio superior.
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