En la historia automotriz hay nombres que son ampliamente conocidos en el mundo por llevar en su apellido el nombre de la marca y otros que serán recordados por mucho tiempo gracias a sus logros y metas alcanzadas, lista en la que sin duda podemos colocar al expresidente del Grupo VW, Ferdinand Piëch, quien falleció el día de ayer a la edad de 82 años.
Ferdinand Piëch dirigió el destino de Volkswagen de 1993 a 2002 y permaneció como presidente de su junta de supervisión de 2002 a 2015 cuando renunció tras el gigantesco escándalo del Dieselgate.
A cuatro años de aquel suceso, el expresidente de la firma germana falleció a la edad de 82 años y los primeros informes, brindados por el diario Handelsblatt indican que el Piëch se desplomó en el interior de un restaurante en Alemania. Minutos después fue trasladado a un hospital donde lamentablemente perdió la vida.
Ferdinand Piëch, nieto de un gran genio
Piëch fue el nieto de Ferdinand Porsche y se convirtió en una de las figuras más influyentes dentro del mundo automotriz al convertir a VW en lo que conocemos hoy en día, gracias al esfuerzo la dedicación y el mandato al más puro estilo militar que lo caracterizaba.
Al ser nieto de Porsche, su carrera inició en esa misma compañía en el año de 1963, aunque no tardaría mucho en emigrar a Audi, donde se convirtió en CEO y bajo su mandato ambas compañías desarrollaron algunos de sus modelos más icónicos, como el Porsche 917 y el Audi Quattro, autos que lideraron las categorías de Le Mans y de rally respectivamente.
Llegó a Volkswagen a inicios de los años 90, cuando recibió una compañía francamente endeble y desde ahí comenzó una larga y fructífera carrera en la que se encargó de crear un verdadero imperio, que se ha convertido en quizá el más grande y poderoso del mundo, mismo al que Automotive News le dedicó las siguientes líneas:
“Plagado de problemas de calidad y altos costos, Volkswagen se volvió rentable, produciendo mejores vehículos sin recortes de empleos a gran escala, mientras que Piëch ganó la lealtad de sindicatos y accionistas por igual. Continuó guiando la estrategia después de convertirse en presidente de la junta de supervisión en 2002”.
Bajo su mandato VW compró a Porsche
Tras volverse presidente de la junta Directiva, Piëch continuó liderando a la cima a VW, adquiriendo las marcas de mayor renombre a nivel mundial, como Lamborghini, Bentley, Ducati y Bugatti. Después cambió el paradigma de VW para siempre, transformándola en una marca de alta gama, con vehículos sumamente equipados, destrozando la idea de que los Volkswagen eran ruidosos, viejos y lentos.
Uno de los mayores logros de Ferdinand Piëch, sino es que el más grande fue haber integrado al 100% la marca Porsche al Grupo Volkswagen en 2012, trayendo a casa la firma creada por su abuelo para seguir llevándola por la ruta del éxito, incluso después de que el mismo Porsche intentase comprar el grupo Volkswagen en 2008.
Ferdinand Piëch siempre fue conocido como un hombre con puño de hierro y decisiones firmes, llevándolo incluso a ser llamado “autócrata del autócrata”. Su mandato al estilo militar, con comunicados que parecían informes de guerra, lo llevaron a liderar su marca como “una fuerza aérea y un ejército” buscando colocar al Grupo Volkswagen como el conglomerado más grande de todo el mundo, e incluso el mismo diario Handelsblatt escribió las siguientes líneas sobre él en 2017:
“Adaptada a su actitud pugnaz, la palabra "guerra" aparece sorprendentemente a menudo en las entrevistas y discursos del Sr. Piëch. Algunos dicen que vivió su vida en un estado constante de batalla, mientras que otros hablan más a la ligera de la competencia. Esto ciertamente se aplica a la forma en que intercambió golpes con los estadounidenses y con los japoneses. Al principio, el Sr. Piëch concluyó que solo cinco a 10 grandes grupos automotrices podían permanecer consistentemente en el mercado global. Es por eso que finalmente decidió que VW necesitaba "francotiradores para liderarlos".
Fue por esto que el Grupo Volkswagen, bajo el mandato de Piëch se convirtió en un conjunto masivo, que produce desde pequeños compactos familiares hasta los más exóticos hypercars con un exorbitante precio de $2 millones con todas las plataformas y carrocerías intermedias entre estos 2 extremos.
Sin duda Ferdinand Piëch fue un personaje sumamente controvertido en la historia automotriz, para muchos despiadado, para otros, brillante, y para algunos más incluso megalómano, pero sin duda, lo ames o lo odies, las contribuciones de Piëch a la industria automotriz moderna no pueden ser ignoradas. Que en paz descanse un personaje icónico de esta enorme industria.