En un universo donde los superdeportivos ya no sorprenden, hay quienes buscan algo aún más exclusivo, un reloj de mesa de $240,000. Jacob & Co., en colaboración con Bugatti y el legendario cristalero Lalique, lanzó el Bugatti Calandre, una pieza que mezcla mecánica fina, escultura y mucha nostalgia automotriz. Su nombre no alude a nada relacionado con el tiempo. “Calandre” significa “parrilla del radiador”, lo cual tiene sentido al ver el diseño del reloj, una réplica estilizada del frente de un Bugatti Type 41 Royale.
Tourbillon en lugar de motor
El verdadero protagonista no es la forma, sino el contenido. Este reloj de mesa, que mide 264 mm de ancho por 196 mm de alto, cuenta con un movimiento mecánico propio, desarrollado por Jacob & Co. para alojar un tourbillon volante vertical. Este tipo de mecanismo, que gira constantemente para compensar los efectos de la gravedad en la precisión de la medición del tiempo, se convierte aquí en una exhibición cinética. No hay cronómetro, no hay alarma. Solo el espectáculo silencioso del tourbillon girando, como si ofreciera una ópera mecánica para una audiencia de élite.
Arte en cristal y herencia Bugatti
La carcasa del reloj está elaborada en cristal Lalique, moldeado en caliente y decorado con dos elefantes danzantes. Estos no son simples adornos, rinden homenaje a Rembrandt Bugatti, escultor y hermano del fundador de la marca automotriz. En lo más alto del reloj se encuentra una gema de cristal rojo con 288 facetas, tallada al estilo “Jacob-cut”, que recuerda un ornamento de cofre. Este enfoque artístico y simbólico busca capturar el espíritu de la marca Bugatti más allá de los autos.
Una pieza para muy pocos
El Bugatti Calandre está limitado a solo 99 unidades, cada una con un precio de $240,000. Para ponerlo en perspectiva, con ese dinero se puede comprar un Lamborghini Urus o un buen departamento. Pero el mercado no es el mismo. Esta pieza no es para medir el tiempo, sino para observar cómo pasa. Es también una continuación de la relación entre Bugatti y Jacob & Co., quienes ya colaboraron anteriormente en un reloj de muñeca con tourbillon de $340,000.
El tiempo como símbolo, no como función
En un momento donde los coleccionistas de relojes están volviendo su mirada hacia los relojes de mesa, este lanzamiento es tanto una estrategia comercial como una declaración de estilo. No busca utilidad, sino exclusividad. No pretende marcar las horas con precisión quirúrgica, sino marcar una presencia en el escritorio de alguien que no necesita mirar la hora.
