Antes de la llegada de esta leyenda, tanto el Bugatti EB110 SS y el Jaguar XJ220 habían sido honrados con la distinción del auto de producción más rápido del mundo al superar las 217 mph (350 km/h). Para dejar en claro quien era el rey de la velocidad McLaren construyó un vehículo con solo 1,138 kilógramos de peso, una aerodinámica perfecta y un V12 con 627 caballos de fuerza.
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