Los expertos de Mercedes-Benz Accident Research llevan medio siglo examinando los accidentes graves en los que se ven involucrados sus vehículos para mejorar su diseño y hacerlos cada vez más seguros.
La primera prueba de choque en la historia de la marca tuvo se llevó a cabo el 10 de septiembre de 1959, cuando un coche de pruebas chocó frontalmente contra un obstáculo sólido.
Esto marcó una nueva era en la investigación sobre seguridad, pues desde entonces ha sido posible estudiar con detalle cómo se comportan los vehículos y sus ocupantes ante una colisión gracias tanto a los coches de prueba como a los dummies.
Las pruebas de choque se basan en casos reales y Mercedes-Benz Accident Research, que también celebra este año un notable aniversario, trabaja directamente en accidentes verídicos. Fundado en 1969, es uno de los departamentos más antiguos de este tipo en la industria mundial del automóvil.
Desde entonces, los equipos han examinado y reconstruido más de 4.700 accidentes de tráfico.
"El enfoque integral del desarrollo de la seguridad de Mercedes-Benz persigue dos objetivos: prevenir los accidentes y mitigar sus consecuencias", dijo el profesor Rodolfo Schöneburg, Director del Centro Mercedes-Benz para la Seguridad de los Vehículos.
"Nuestra filosofía de seguridad es la 'seguridad en la vida real'. Además de las simulaciones y las pruebas de choque, lo que sucede realmente en los accidentes es un aspecto importante para nosotros", agregó. "Nuestra investigación sobre los sucesos proporciona información crucial sobre los accidentes reales".
Mercedes-Benz Accident Research, al servicio de la seguridad
Gracias a la cooperación con el Ministerio del Interior de Baden-Württemberg, la policía da aviso de los accidentes graves de un modelo actual de Mercedes-Benz o smart que se producen en un radio de unas 120 millas (200 kilómetros) de Sindelfingen.
El trabajo de los investigadores suele comenzar en el taller al que fue llevado el vehículo accidentado. En el siguiente paso, se visita el lugar del accidente para reconstruir lo sucedido, aunque sólo haya un vehículo implicado. Una vez que poseen toda la información, analizan colisión.
Finalmente, los resultados se comparan con los datos de otros accidentes, de modo que, con el tiempo, los ingenieros obtienen una imagen precisa de los patrones de daños característicos y obtienen información para el desarrollo de nuevos sistemas de protección más eficaces.
Con el fin de no poner en peligro su imparcialidad como investigadores, los expertos en investigación de accidentes nunca preparan informes para las partes implicadas en un accidente ni participan como peritos para el sistema judicial.
Todos los usuarios de la carretera se benefician de su trabajo de investigación y de los conocimientos adquiridos: numerosas innovaciones de seguridad de Mercedes-Benz, como el ESP, la bolsa de aire de cortina o el sistema PRE-SAFE se han desarrollado a raíz de los resultados obtenidos en las investigaciones de accidentes reales.
Los resultados también se utilizan como base para el desarrollo de ensayos. Un ejemplo es la prueba de choque frontal angular, que se llevó a cabo por primera vez en 1973.
Se basa en la constatación de que en tres cuartas partes de las colisiones frontales, los vehículos chocan con un solo lado y no con un impacto completo de la parte frontal.
La prueba de choque frontal a 35 millas por hora (55 km/h) con un impacto de 40% contra una barrera rígida fue una de las condiciones de prueba más duras para la estructura de la carrocería durante mucho tiempo, y no sólo para los turismos de Mercedes-Benz. La barrera rígida fue reemplazada por una deformable.
La razón es que la investigación sobre accidentes ha demostrado que una barrera de este tipo, así como una velocidad de ensayo ajustada al alza, reproducen aún mejor los accidentes reales.