No es un secreto que el Range Rover Electric será la punta de lanza en la nueva estrategia cero emisiones del fabricante británico. Al igual que sucede con la mayoría de los autos antes de salir al mercado, el SUV de lujo está siendo sometido a prueba en los entornos más difíciles del mundo.
El sistema de propulsión totalmente eléctrico ha sido sometido a pruebas en temperaturas extremas, que van desde -40 °F (-40 °C) en el Círculo Ártico hasta +122 °F (+50°C) en los desiertos abrasadores del Medio Oriente.
Los primeros ensayos se han concentrado en verificar el rendimiento de la batería y la Unidad de Transmisión Eléctrica (EDU), que incluyen la transmisión, el motor eléctrico y la electrónica de potencia.
La tracción optimizada del Ranger Rover Electric
Las pruebas en los lagos congelados de Suecia han demostrado que el nuevo sistema de propulsión totalmente eléctrico de la firma es capaz de circular por caminos con poca tracción y salir avante. Exactamente igual que en los modelos tradicionales con motor de combustión.
A diferencia de un sistema de control de tracción tradicional que opera únicamente desde la unidad ABS, Range Rover Electric delega la tarea de gestionar el deslizamiento de las ruedas a cada unidad de control de propulsión eléctrica por separado, lo que reduce el tiempo de reacción del par motor en cada rueda de unos 100 milisegundos a solo 1 milisegundo.
Jaguar Land Rover afirma que su software, desarrollado a nivel interno, permite controlar con precisión la velocidad del EDU, lo que ayuda a gestionar el deslizamiento de las ruedas y reduce la necesidad de activar el ABS.
El resultado es una tracción optimizada en diferentes tipos de superficies, con una respuesta rápida y una gran estabilidad, mejorando notablemente la experiencia de manejo, gracias a que este sistema trabaja en conjunto con el control de estabilidad y los sistemas del chasis.