La industria automotriz ya no se trata solo de caballos de fuerza y diseño: ahora está profundamente conectada con la economía global. Los aranceles impuestos por el gobierno de EE.UU. lo están dejando claro. Las previsiones para 2025 anticipan una caída del 2% en la producción mundial de vehículos, es decir, 1.55 millones de unidades menos que en 2024.
Aunque la cifra pueda parecer moderada, el impacto se está extendiendo rápidamente. Ya es el segundo año consecutivo con baja en la producción, después de una caída en 2024 causada por escándalos de cumplimiento en Japón. Esta vez, sin embargo, la desaceleración es producto de tensiones comerciales, no de problemas internos.

Foto: BMW
Aranceles, el golpe para Norteamérica
Casi la mitad de los autos nuevos vendidos en EE.UU. son importados. Además, entre el 30% y el 60% de sus componentes —como baterías, semiconductores y sistemas electrónicos— también vienen del extranjero. Esto vuelve al sistema vulnerable ante los aranceles.
Ante este panorama, se espera que la producción automotriz en Norteamérica caiga un 9% en 2025. Y las ventas tampoco se salvan: podrían reducirse un 3% en EE.UU. Esto significa menos autos disponibles y, probablemente, precios más altos.

Algunas marcas se adaptan, otras se retiran
Varias automotrices han pausado sus exportaciones a EE.UU. Audi y Jaguar Land Rover, por ejemplo, están vendiendo el inventario que ya tienen en el país, sin enviar nuevos modelos. Mercedes-Benz, por su parte, retiró su pronóstico anual de ganancias debido a la incertidumbre del mercado.
Sin embargo, algunas marcas están apostando por producir localmente. Volvo anunció que fabricará un segundo modelo en EE.UU., posiblemente el XC60 o el XC90. Honda trasladará la producción del Civic híbrido a territorio estadounidense. Mercedes-Benz también planea aumentar su capacidad de producción local. Pero todo esto tomará tiempo, y los efectos actuales ya son visibles.
No solo afecta a los autos
El impacto de los aranceles va más allá de los autos nuevos. Las reservas de contenedores marítimos hacia EE.UU. han caído un 22.4% en comparación con el año pasado, y casi un 45% en el caso de envíos desde China. Esta desaceleración afecta a muchas industrias, pero refleja claramente el nerviosismo en la cadena de suministro.

Foto: Volvo
En Japón también se sienten las consecuencias. Mazda está ofreciendo paquetes de retiro voluntario a cientos de trabajadores en sus plantas nacionales. Los vehículos representan casi un tercio de las exportaciones japonesas hacia EE.UU., por lo que cualquier cambio en ese flujo tiene un impacto directo.
Producir local no siempre significa producir barato
Para el gobierno estadounidense, fomentar la producción nacional es parte de la estrategia. Pero construir autos en EE.UU. no siempre resulta más económico. Los costos laborales son más altos que en otras regiones, lo que podría mantener elevados los precios para los consumidores.

Foto: Mercedes-Benz
Y aún queda un desafío técnico: muchos componentes especializados, como semiconductores, metales raros y sistemas de baterías, siguen dependiendo de Asia. Según un ejecutivo de Tesla, la idea de regionalizar totalmente estos suministros en EE.UU. es poco realista, al menos por ahora.