Aston Martin, la emblemática marca británica de autos de lujo, está desacelerando su presencia en el mercado estadounidense. No se trata de una baja en la demanda ni de errores de diseño, sino de política, aranceles y un complicado inicio de año.
Como respuesta a los nuevos aranceles estadounidenses sobre vehículos importados y autopartes, la marca decidió limitar sus exportaciones a Estados Unidos y subir los precios. Según su CEO, Adrian Hallmark, aprovecharán el inventario ya disponible en los concesionarios del país mientras monitorean de cerca la situación económica.
La trampa de los aranceles
El arancel del 25%, introducido por la administración Trump a finales de marzo, afecta directamente a Aston Martin, ya que todos sus autos se fabrican en Reino Unido. La intención del gobierno es motivar a los fabricantes a producir más dentro del país, pero ha generado incertidumbre para marcas que dependen totalmente de la producción en el extranjero.

Aunque se relajaron algunas de las medidas—tras la presión de la industria—los obstáculos persisten. Hallmark confirmó que la marca compartirá el impacto financiero con los compradores, aunque no especificó cuánto aumentarán los precios ni cómo se dividirán los costos.
Aston Martin, arranque difícil en 2025
Incluso antes del impacto total de los aranceles, los resultados financieros de Aston Martin ya mostraban señales de alerta. En el primer trimestre de 2025, los ingresos cayeron un 13% en comparación con el mismo periodo del año anterior, bajando a £233.9 millones ($311 millones). El beneficio bruto también se redujo, quedando en £65.2 millones ($86.6 millones).

Uno de los factores más importantes fue la caída del 69% en ventas de sus modelos “Special”, como el Valour, Valiant y Valkyrie. Estos modelos exclusivos suelen ser clave en las ganancias y el posicionamiento de la marca británica.
Valhalla al rescate
A pesar de los desafíos, Aston Martin no se queda de brazos cruzados. El Valhalla, un superdeportivo híbrido enchufable de motor central, está en su fase final de pruebas. Las entregas comenzarán en la segunda mitad del año. Se trata de una apuesta estratégica por la electrificación sin perder la esencia de la marca.

Hallmark también mencionó el DBX S, una versión mejorada del SUV actual, que ofrecerá más potencia, menor peso y un diseño más agresivo. Con estos modelos, la marca busca fortalecer su catálogo y ampliar su oferta hacia nuevas generaciones de conductores.
Un mercado clave en juego
Estados Unidos representa el mercado más valioso para Aston Martin, generando el 34% de sus ingresos en el primer trimestre. Esa dependencia vuelve a la empresa especialmente vulnerable a los cambios en las políticas comerciales. Europa ocupa el segundo lugar con el 28% de las ventas, pero no representa una solución inmediata si bajan las ventas en América.

Para enfrentar el riesgo, la estrategia se enfoca en dos frentes: aprovechar el inventario disponible para mantener precios razonables y lanzar modelos innovadores que mantengan el interés de los consumidores. Sin embargo, Hallmark calcula que el inventario actual en EE.UU. sólo alcanzará hasta principios de junio.
Presión a corto plazo, dudas a largo plazo
Aunque la empresa logró reducir su pérdida antes de impuestos de £138.8 millones en 2024 a £79.6 millones en este primer trimestre, el panorama general sigue siendo incierto. Los aranceles, la fragilidad de las cadenas de suministro y la demanda volátil presentan riesgos importantes. Los inversionistas ya lo han notado: las acciones de Aston Martin han caído un 35% en lo que va del año, incluyendo una baja del 3.65% tras publicar sus resultados del trimestre.