Mulliner eleva el nivel de personalización con nuevos acabados y materiales
Desde maderas naturales hasta fibra de carbono en colores inéditos, Bentley lleva la personalización de sus autos a otro nivel con Mulliner.

Desde maderas naturales hasta fibra de carbono en colores inéditos, Bentley lleva la personalización de sus autos a otro nivel con Mulliner. Foto: Bentley
La personalización se ha convertido en un elemento clave de venta para marcas como Bentley que, a través de su división Mulliner, cumple los caprichos de todos sus clientes.
De acuerdo con la marca, cerca del 25 % de sus vehículos salen de fábrica con este distintivo, lo que indica que el cliente participó activamente en su diseño.
Aunque Bentley ya ofrecía una variedad inmensa de combinaciones —46 mil millones según datos de marzo—, las nuevas incorporaciones elevan aún más ese número.

Las nuevas opciones que ha incorporado Mulliner
Las novedades no se limitan a nuevos colores. La marca británica ha introducido chapas de madera de poro abierto, tratadas con 90 % menos laca para conservar la textura y el aspecto natural de la veta. Entre las opciones destacan Vavona y Liquid Amber.
También se suman cuatro tonalidades nuevas para la fibra de carbono: Damson, Kingfisher Blue, Imperial Blue y Cumbrian Green. La consola frontal ahora puede configurarse con chapas rayadas, madera natural o una selección de más de 100 colores. Además, se incorpora un nuevo acabado metálico llamado Wave, diseñado para la consola central.

Otra novedad son los insertos de tweed en las puertas, disponibles en cinco diseños: Cheltenham, Glen Plaid, Charcoal Herringbone, Sand Herringbone y Damson. La personalización también llega al sistema de audio Bang & Olufsen, que permite elegir entre ocho tonos para las rejillas de los altavoces. A los cinco colores existentes se añaden tres: Kingfisher, Pillar Box Red y Mandarin.
En definitiva, Bentley ofrece a sus clientes más exigentes la posibilidad de transformar cada vehículo en una obra personal. Algunos resultados son extraordinarios, otros no tanto, pero todos comparten una característica: son reflejo auténtico de quien los encarga.