Stellantis ha solicitado los servicios de McKinsey & Co. para recibir orientación estratégica respecto a las marcas Maserati y Alfa Romeo, en respuesta a las crecientes tensiones comerciales impulsadas por Donald Trump.
Fuentes cercanas indican que John Elkann, presidente del grupo, pidió a la consultora analizar alternativas que incluyen alianzas tecnológicas con otras compañías.
Si bien algunas firmas asiáticas han mostrado interés, las conversaciones aún son preliminares. Entre las posibilidades a futuro se contempla la separación de Maserati como entidad independiente.

Stellantis ha comenzado a ofrecer atractivos descuentos
Un portavoz de las marcas confirmó que McKinsey fue convocada para analizar los efectos de los aranceles estadounidenses recientemente anunciados, pero evitó brindar más detalles. La consultora, por su parte, no ha emitido comentarios.
La presión sobre Elkann ha aumentado, ya que los nuevos aranceles del 25 % sobre automóviles podrían impactar fuertemente las ganancias del grupo. Para contrarrestar los efectos, Stellantis ha empezado a ofrecer descuentos en EE. UU., buscando mantener su competitividad frente al aumento de precios.
Creada en 2021 tras la unión de Fiat Chrysler y el grupo PSA, Stellantis surgió con la intención de competir a mayor escala contra actores como Toyota y Volkswagen. No obstante, la gestión de 14 marcas ha resultado compleja, reflejándose en una caída del 67 % en el valor de sus acciones durante el último año.
Maserati, que depende en gran medida del mercado estadounidense —representando entre el 35 y el 40 % de su clientela—, registró el año pasado pérdidas operativas de 260 millones de euros, afectadas por una fuerte baja en sus ventas.

Maserati y Alfa Romeo seguirán bajo control europeo
Debido a que no cuentan con plantas fuera de Europa, todos los modelos de Maserati y Alfa Romeo vendidos en EE.UU. son importados. Sin embargo, fuentes aseguran que Elkann no tiene intenciones de vender estas marcas a competidores chinos.
En paralelo, el presidente del grupo proyecta trasladar la producción de Maserati a una planta poco utilizada en Italia, como parte de su estrategia para mejorar los vínculos con el gobierno italiano. También ha advertido sobre el impacto que podrían tener los aranceles en la fabricación local.
Para mejorar su rentabilidad, Maserati ha decidido apostar por una mayor personalización de sus vehículos, enfocándose en un segmento de clientes con alto poder adquisitivo.
Durante la administración de Carlos Tavares, Stellantis priorizó la reducción de gastos y el traslado de producción a regiones más económicas, lo cual generó fricciones con gobiernos, sindicatos y distribuidores clave. Actualmente, la compañía intenta recuperar terreno en Estados Unidos, mediante ajustes de precios, incentivos de venta y la diversificación de su oferta.
Fuente: Automotive News