De acuerdo con el Instituto de Seguros para la Seguridad en Carreteras (IIHS por sus siglas en inglés), más de 20,000 motociclistas que murieron en accidentes en EE. UU. desde los años setenta podrían haber sobrevivido si las leyes de casco hubieran sido más rigurosas.
Si en todos los estados se hubiera exigido casco a los motociclistas entre 1976 y 2022, se estima que se habrían salvado 22,058 vidas, lo cual representa un 11% de las muertes de motociclistas en esos años.
Muy pocos estados exigen el uso obligatorio de cascos
Hoy en día, solo 17 estados y el Distrito de Columbia cuentan con leyes que obligan a todos los motociclistas a usar casco. Esto contrasta con el aumento récord de más de 6,000 muertes anuales de motociclistas en 2021 y 2022, los últimos años con datos disponibles.
Si más estados adoptaran estas leyes, la cifra de muertes podría reducirse hasta en un 10 %. Además, se requiere implementar otras medidas, como la incorporación de tecnologías para evitar colisiones que detecten mejor a las motocicletas y la instalación obligatoria de frenos antibloqueo en ellas.
Sin embargo, las leyes de casco universal son fundamentales para una estrategia de seguridad integral en este asunto.
Las primeras leyes de casco para todos se implementaron en 1967, cuando la Ley Nacional de Seguridad en Carreteras las estableció como requisito para acceder a ciertos fondos federales para seguridad y construcción de carreteras. En julio de 1975, 47 estados y el Distrito de Columbia ya contaban con estas leyes.
Sin embargo, al eliminarse la condición de financiamiento en 1976, la mayoría de los estados relajaron sus leyes relacionadas con el uso obligatorio de cascos, limitándolas a motociclistas menores de 18 o 21 años o incluso anulándolas. Esta tendencia ha persistido mientras las leyes de cinturón de seguridad se han endurecido.
A nivel general, el uso del casco ha aumentado con el tiempo, tanto en jurisdicciones con leyes de casco para todos como sin ellas, aunque la tasa de utilización en los estados con estas leyes fue de 2 a 3 veces mayor que en los estados sin ellas. Las estimaciones de este estudio reflejan estas variaciones históricas en las tasas de empleo de este artículo de seguridad.
El número de vidas perdidas por permitir la conducción sin casco fue de 182 en 1976 a 673 en 2021. En 1976, la mayoría de los estados exigían el empleo de casco, aunque el cumplimiento era variable. Para 2021, la uso de casco había aumentado, aunque menos jurisdicciones lo requerían.
California registró el mayor número de vidas perdidas, con 2,536, debido en gran medida a su gran población y extensa temporada de conducción. Desde la aplicación de una ley de casco universal en ese estado en 1992, se han evitado más muertes.
Otros estados con altas cifras de muertes adicionales, como Texas (2,490), Florida (1,786), Illinois (1,738), Ohio (1,651), Indiana (1,151) y Carolina del Sur (1,000), aún permiten la conducción sin casco, por lo que el número de muertes seguirá aumentando en esas regiones.
Fuente: IIHS