El Porsche 963 RSP es la reinterpretación moderna del mítico Porsche 917 del Conde Rossi, y aunque puede circular por la calle, no es un coche para hacer mandados. Cuando una marca como Porsche decide ponerle luces, intermitentes y una bocina a su auto de carreras más extremo, sabes que no es solo una estrategia de marketing.
Este modelo híbrido toma como base el 963 de competición que ha triunfado en el WEC e IMSA, y lo transforma en algo casi mitológico. ¿La mala noticia? Solo existe uno.

Un homenaje con historia
El proyecto nace como tributo a un episodio legendario: el conde Gregorio Rossi, en 1975, condujo su 917 desde Alemania hasta París. Inspirados en esa hazaña, Porsche, con apoyo de su división Sonderwunsch y el respaldo directo de Roger Penske, creó un vehículo similar en espíritu: una máquina puramente de carreras adaptada —mínimamente— para la vía pública.
La pintura Martini Silver es idéntica a la del 917 original, y no es vinil, es pintura real con triple capa de laca. Hasta los ventiladores del sistema de aire tienen forma de hélice del motor bóxer del 917.

El toque Penske
RSP no es una sigla técnica, significa “Roger S. Penske”. Él fue el cliente ideal para este homenaje, propietario del equipo que corre los 963 oficiales, leyenda del automovilismo, y alguien que sabe exactamente lo que significa mantener viva la esencia de un auto de carreras.
Según Timo Resch, presidente de Porsche Cars North America, Penske no solo dio el visto bueno desde el inicio, sino que insistió en que el auto mantuviera su carácter puro y sin concesiones.
Porsche 963 RSP, el mínimo de civilización
El corazón del 963 RSP es el mismo V8 biturbo de 4.6 litros derivado del 918 Spyder, asistido por un motor eléctrico, que en conjunto entregan 671 hp. La caja es secuencial de siete velocidades y el sistema híbrido se adaptó para funcionar con gasolina regular, no combustible de competición.
El escape no fue modificado, lo que significa que este auto suena como si estuviera en la recta de Daytona, incluso si va camino a Le Mans, legalmente.

Para hacerlo más habitable, se aumentó el despeje al suelo, se ablandaron los amortiguadores DSSV de Multimatic y se instalaron llantas Michelin de lluvia sobre rines OZ de 18 pulgadas. Se añadieron faros, direccionales, una placa, y una bocina, además de conseguir permisos especiales para circular, temporalmente, en Francia y EE. UU.
Interior de competición con guiños nostálgicos
Nada en el habitáculo recuerda a un 911. Aquí hay cuero en tonos canela, Alcantara en el techo y pilares, y un asiento único de carbono con cojines adicionales. Hay aire acondicionado, un portacascos, un volante desmontable, y hasta un portavasos impreso en 3D para una taza Porsche.
Una placa de aleación en la puerta indica el número de chasis y la fecha de fabricación, y entre las herramientas personalizadas hay un set de Snap-On con mangos forrados en piel.

Solo uno, por ahora
Legalmente no es un auto homologado, pero ha recibido permisos específicos para circular bajo circunstancias controladas. Aún así, Porsche no cierra la puerta por completo. Urs Kuratle, director de carreras LMDh, dice: “Nunca digas nunca”.
Eso sí, como aclaró un vocero de Porsche, hacerlo legal a nivel global implicaría cambios tan grandes que destruirían la esencia del coche. Así que, por ahora, es solo un experimento de ingeniería con una matrícula simbólica y un lugar asegurado en el museo.